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viernes, 5 de enero de 2018

En la torre de Babel

¿Qué hora es? —Sí, soy feliz,
sólo me falta un cascabel en el cuello
que te tintinee al oído cuando duermas.
¿De veras no oíste la tormenta? El viento azotó los muros;
como un león bostezó la torre con su enorme puerta
y sus goznes chirriantes. —¿No lo recuerdas?
Llevaba un simple vestido gris
abrochado en el hombro. —Acto seguido,
el cielo estalló en infinitas chispas, —¿Cómo iba a entrar?
¡No estabas solo! —De repente, vi colores
anteriores a la creación de la vista. —Lástima
que no puedas prometerlo. —Tienes razón,
quizá fue un sueño. —¿Por qué mientes,
por qué me llamas por el nombre de la otra?,
¿la amas todavía? —¡Oh, sí, quisiera
que te quedaras conmigo! —No soy rencorosa,
debiera haberlo adivinado.
¿Sigues pensando en él? —No, no lloro.
¿Eso es todo? —Como a ti, a nadie.
Al menos eres sincera. —Tranquilo,
dejo la ciudad. —Tranquila,
me voy de aquí. —Tienes unas manos preciosas.
Es una vieja historia, el acero me atravesó
sin tocar el hueso. —De nada,
querido, de nada. —No sé
ni quiero saber qué hora es.

Wislawa Szymborska





Ilustración: Anna Berezovskaya

miércoles, 2 de agosto de 2017

Todo se siembra


Todo se siembra
¡Hasta la poesía
que brota del herido corazón!
¿Quién sembró las estrellas y las flores,
y a Dios quien lo sembró?

Todo da fruto
hasta el beso rojo
en que el alma se torna toda flor.
¿Qué fruto formidable fue la causa
de donde Dios nació?

Todo es tangible
o intangible todo
porque tenemos manos e ilusión.
¿Somos de barro y de negruta eterna
o un sueño de color?

Federico García Lorca
Ilustración: Anna Berezovskaya

jueves, 30 de marzo de 2017

Te lo dije para las nubes


Te lo dije para las nubes
Te lo dije para el árbol del mar
Para cada ola para las aves en las hojas
Para los guijarros ruidosos
Para las manos familiares
Para el ojo que se vuelve rostro o paisaje
Y el sueño le da el cielo de su color
Para toda noche bebida
Para la reja en los caminos
Para la ventana abierta para la frente descubierta
Te lo dije para tus pensamientos para tus palabras
Toda caricia toda confianza sobreviven.

Paul Éluard. Te lo dije para las nubes
Ilustración: Anna Berezovskaya

lunes, 20 de marzo de 2017

Tal vez en primavera


Tal vez en primavera.
Deja que pase esta sucia estación de hollín y lágrimas
hipócritas.
Hazte fuerte. Guarda miga sobre miga. Haz una fortaleza
de toda la corrupción y el dolor.
Llegado el tiempo tendrás alas y un rabo fuerte de toro o
de elefante para liquidar todas las dudas, todas las
moscas, todas las desgracias.
Baja del árbol.
Mírate en el agua. Aprende a odiarte como a ti mismo.
Eres tú. Rudo, pelado, primero en cuatro patas, luego en
dos, después en ninguna.
Arrástrate hasta el muro, escucha la música entre las
piedrecitas.
Llámalas siglos, huesos, cebollas.
Da lo mismo.
Las palabras, los nombres, no tienen importancia.
Escucha la música. Sólo la música.

Blanca Varela

Ilustración: Anna Berezovskaya

jueves, 23 de febrero de 2017

Absoluta

Subió a los infiernos y está sentada
a la diestra de sí misma
tiene en la mano empuñada
una pluma
y no sonríe ni espera la resurrección de un muerto.

Ana María Rodas

Ilustración: Anna Berezovskaya

jueves, 9 de febrero de 2017

No decía palabras


No decía palabras,
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe,
una hoja cuya rama no existe,
un mundo cuyo cielo no existe.

La angustia se abre paso entre los huesos,
remonta por las venas
hasta abrirse en la piel,
surtidores de sueño
hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.

Un roce al paso,
una mirada fugaz entre las sombras,
bastan para que el cuerpo se abra en dos,
ávido de recibir en sí mismo
otro cuerpo que sueñe;
mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,
iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.
Auque sólo sea una esperanza
porque el deseo es pregunta cuya respuesta nadie sabe.

Luis Cernuda

Ilustración: Anna Berezovskaya - Birch Juice

martes, 7 de febrero de 2017

Monsieur Monod no sabe Cantar


querido mío
te recuerdo como la mejor canción
esa apoteosis de gallos y estrellas que ya no eres
que ya no soy que ya no seremos
y sin embargo muy bien sabemos ambos
que hablo por la boca pintada del silencio
con agonía de mosca
al final del verano
y por todas las puertas mal cerradas
conjurando o llamando ese viento alevoso de la memoria
ese disco rayado antes de usarse
teñido según el humor del tiempo
y sus viejas enfermedades
o de rojo
o de negro
como un rey en desgracia frente al espejo
el día de la víspera
y mañana y pasado y siempre
noche que te precipitas
(así debe decir la canción)
cargada de presagios
perra insaciable (un peu fort)
madre espléndida (plus doux)
paridora y descalza siempre
para no ser oída por el necio que en ti cree
para mejor aplastar el corazón
del desvelado
que se atreve a oír el arrastrado paso
de la vida
a la muerte
un cuesco de zancudo un torrente de plumas
una tempestad en un vaso de vino
un tango
el orden altera el producto
error del maquinista
podrida técnica seguir viviendo tu historia
al revés como en el cine
un sueño grueso
y misterioso que se adelgaza
the end is the beginning
una lucecita vacilante como la esperanza
color clara de huevo
con olor a pescado y mala leche
oscura boca de lobo que te lleva
de Cluny al Parque Salazar
tapiz rodante tan veloz y tan negro
que ya no sabes
si eres o te haces el vivo
o el muerto
y sí una flor de hierro
como un último bocado torcido y sucio y lento
para mejor devorarte

querido mío
adoro todo lo que no es mío
tú por ejemplo
con tu piel de asno sobre el alma
y esas alas de cera que te regalé
y que jamás te atreviste a usar
no sabes cómo me arrepiento de mis virtudes
ya no sé qué hacer con mi colección de ganzúas
y mentiras
con mi indecencia de niño que debe terminar este cuento
ahora ya es tarde
porque el recuerdo como las canciones
la peor la que quieras la única
no resiste otra página en blanco
y no tiene sentido que yo esté aquí
destruyendo
lo que no existe

querido mío
a pesar de eso
todo sigue igual
el cosquilleo filosófico después de la ducha
el café frío el cigarrillo amargo el Cieno Verde
en el Montecarlo
sigue apta para todos la vida perdurable
intacta la estupidez de las nubes
intacta la obscenidad de los geranios
intacta la vergüenza del ajo
los gorrioncitos cagándose divinamente en pleno cielo
de abril
Mandrake criando conejos en algún círculo
del infierno
y siempre la patita de cangrejo atrapada
en la trampa del ser
o del no ser
o de no quiero esto sino lo otro
tú sabes
esas cosas que nos suceden
y que deben olvidarse para que existan
verbigracia la mano con alas
y sin mano
la historia del canguro -aquella de la bolsa o la vida-
o la del capitán encerrado en la botella
para siempre vacía
y el vientre vacío pero con alas
y sin vientre
tú sabes
la pasión la obsesión
la poesía la prosa
el sexo el éxito
o viceversa
el vacío congénito
el huevecillo moteado
entre millones y millones de huevecillos moteados
tú y yo
you and me
toi et moi
tea for two en la inmensidad del silencio
en el mar intemporal
en el horizonte de la historia
porque ácido ribonucleico somos
pero ácido ribonucleico enamorado siempre

Blanca Varela

Ilustración: Anna Berezovskaya

lunes, 23 de enero de 2017

Lo falso


Un amigo mío, Berlín Este, Leipziger Straβe,
Deutsche Akademie, hace poco que ha abierto
a la ciencia un campo absolutamente nuevo:
la lingüística de los errores. Sí,
ahí hay mucho que hacer.

Como profano no me puedo permitir ninguna valoración,
pero tengo la impresión
de que las faltas se multiplican:
ratones blancos, albinos con ojos rojos,
que trepan unos encima de otros,
sobre sillones y camas
y cada vez arrojan más ratones blancos.

Conversaciones en la ventanilla del banco,
opiniones sobre la banda de los cuatro,
líneas de conducta para el futuro del género humano.
Falsa conciencia, dicen los filósofos.
Si fuera sólo eso.

Frenar o acelerar,
pantalones con o sin dobladillos,
tu moral o la mía.
Quien se cree en derecho
ya está condenado.

Liberarse paleando de una montaña
de cada vez más mohosas palas,
con las puras manos -temo
que no tiene sentido. Todo al revés,
probablemente también esta frase.

Cuando se escuchan un tiempo
las propias palabras,
cómo zumban en la propia cabeza -
uno desea apretar los ojos
como un niño pequeño,
cerrarse los oídos
y sobre todo no decir nada más.
Pero esto sería falso.

Hans Magnus Enzensberger

Ilustración: Anna Berezovskaya 

miércoles, 18 de enero de 2017

Precisión

Lo que me tranquiliza
es que todo lo que existe,
existe con una precisión absoluta.
Lo que es del tamaño de una cabeza de alfiler
no se desborda en una fracción de milímetro
más allá del tamaño de una cabeza de alfiler.
Todo lo que existe es de una gran exactitud.
La pena es que la mayor parte de lo que existe
con esa exactitud
nos es técnicamente invisible.
Lo bueno es que la verdad nos llega
como un sentido secreto de las cosas.
Nosotros terminamos adivinando, confusos,
la perfección.


Clarise Lispector

La imagen puede contener: exterior



Ilustración: Anna Berezovskaya

lunes, 19 de diciembre de 2016

A todas las mujeres


Frágil, opulenta mujer, matriz del paraíso,
eres una semilla de culpa
hasta a los ojos de Dios
malgrado todas tus santas guerras
por la emancipación.
Rasgaron tu belleza
y queda un esqueleto de amor
que aún sigue gritando venganza
y tú solamente aciertas
todavía a llorar,
luego te vuelves y ves todavía a tus hijos,
luego te vuelves y no sabes todavía decir
y callas maravillada
y entonces te vuelves grande como la tierra.

Alda Merini
Ilustración: Anna Berezovskaya

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Fugacidad de lo terreno


Todo es de polvo, soledad y ausencia.
Todo es de niebla, oscuridad y miedo.
Todo es de aire, balanceo inútil,
         sobre la tierra.
Manos vacías que acarician viento,
ojos que miran sin saberse ciegos,
pies que caminan sobre el mismo trecho
          siempre de nuevo.
Vemos sin ver y en la tiniebla estamos.
Somos y somos lo que no sabemos.
Hay en nosotros de la llama viva
             sólo un reflejo.
Caen los días en otoño eterno.
Pasan las cosas entre sueño y sueño.
Llega la noche de la muerte. Y calla
        nuestro silencio.

martes, 8 de noviembre de 2016

Como copos de nieve


Así mueren
las palabras antiguas:
como copos de nieve
que tras dudar en el aire
caen al suelo
sin un lamento.
Debería decir: callando.

¿Dónde están ahora las cien
maneras de decir mariposa?
En la costa de Biarritz recogió
Nabokov uno de aquellos
nombres: miresicoletea.
Mira, está ahora bajo la arena,
como la astilla de una concha.

Y los labios que se movieron
y dijeron justamente
miresicoletea
los de aquellos niños
que fueron los padres
de nuestros padres,
aquellos labios duermen.

Dices: un día de lluvia
mientras caminaba
por una calzada de Grecia,
vi que los guías de un templo
llevaban chubasqueros amarillos
con un gran dibujo de Mickey Mouse.
También los viejos dioses duermen.

Las nuevas palabras, añades
están hechas con materiales vulgares.
Y hablas del plástico, del poliuretano,
del caucho sintético, y afirmas
que acabarán todas muy pronto
en el contenedor de las basuras.
Pareces un poco triste.

Pero mira a las niñas
que chillan y juegan
frente a la puerta de la casa,
escucha atentamente lo que dicen:
El caballo se fue a Garatare.
¿Qué es Garatare? les pregunto.
Una palabra nueva, responden.

Ya ves, las palabras no siempre surgen
en solitarias áreas industriales;
no son necesariamente producto
de las oficinas de propaganda.
Surgen a veces entre risas,
y parecen vilanos en el aire.
Mira cómo marchan hacia el cielo,
como nevando hacia arriba.

Bernardo Atxaga


Ilustración: Anna Berezovskaya

sábado, 15 de octubre de 2016

Naturalmente


Un claro en las nubes.
El macizo perfil de las montañas azules
que recortan el horizonte.
El amarillo apagado de los rastrojos.
El río muy negro.
¿Qué estoy haciendo en este lugar,
solo y cargado de culpas?
Me pregunto.

Sigo comiendo las frambuesas de la fuente.
Sin hacerme problemas. Si estuviera muerto,
me recuerdo, no podría saborearlas.
Nada es tan simple.
Sí, todo es así de simple. Naturalmente.

Raymond Carver



Ilustración: Anna Berezovskaya

martes, 11 de octubre de 2016

Lilichka


El humo del tabaco resquemó el aire, el cuarto,
un capítulo en el infierno kruchonijiano, ¿te acuerdas?
Tras esa ventana por vez primera acaricié, frenético, tus manos.
Hoy estás con el corazón acorazado, otro día más,
y me expulsarás abrumándome de injurias,
en la turbia antesala no acierta con la manga
la mano quebrada de temblor.
Huiré, arrojaré el cuerpo a las calles, arisco,
enloqueceré tajado de desesperación. ¿Para qué eso?,
Querida, piadosa, déjame decirte adiós,
aunque no quieras es mi amor lastre que arrastrarás adonde vayas,
deja que llore en el último grito el amargor del desaire,
el buey cansado de trabajar va y se tumba en las aguas frías,
para mí no hay otro mar que tu amor,
y tu amor no concede descanso,
si quiere calma el elefante agotado
se acuesta majestuoso en la arena encendida,
para mí no hay otro sol que tu amor,
y no sé dónde estás, ni con quién.
Si atormentaran así a un poeta, él, por dinero,
cambiaría a su amada y la fama,
pero a mí no me alegra otro sonido
que el sonido de tu nombre entrañable,
no me arrojaré al patio, no beberé veneno
ni podré apretar el gatillo en la sien.
en mí, aparte de tu mirada, no manda el filo de las navajas.
Olvidarás mañana que te coroné,
que abrasé en el amor el alma florida,
y el carnaval agitado de los días vanos
aventará las páginas de mis libros
las hojas secas de mis palabras
¿te harán detenerte y respirar con ansiedad?
Déjame que con mi última ternura alfombre tus pasos que se van.


Vladimir Maiakovski

Ilustración: anna berezovskaya

lunes, 26 de septiembre de 2016

Espera

Esperaba
esperaba
y todavía
y siempre
esperando,
esperando
con todas las arterias,
con el sacro,
el cansancio,
la esperanza,
la médula;
distendido,
exaltado,
apurando la espera,
por vocación,
por vicio,
sin desmayo,
ni tregua.
¿Para qué extenuarme en alumbrar recuerdos
que son pura ceniza?
Por muy lejos que mire:
la espera ya es conmigo,
y yo estoy con la espera...
escuchando sus ecos,
asomado al paisaje de sus falsas ventanas,
descendiendo sus huecas escaleras de herrumbre,
ante sus chimeneas,
sus muros desolados,
sus rítmicas goteras,
esperando,
esperando,
entregado a esa espera
interminable,
absurda,
voraz,
desesperada.
Sólo yo...
¡Sí!
Yo sólo
sé hasta dónde he esperado,
qué ráfagas de espera arrasaron mis nervios;
con qué ardor,
y qué fiebre
esperé
esperaba,
cada vez con más ansias
de esperar y de espera.
¡Ah! el hartazgo y el hambre de seguir esperando,
de no apartar un gesto de esa espera insaciable,
de vivirla en mis venas,
y respirar en ella la realidad,
el sueño,
el olvido,
el recuerdo;
sin importarme nada,
no saber qué esperaba:
¡siempre haberlo ignorado!;
cada vez más resuelto a prolongar la espera,
y a esperar,
y esperar,
y seguir esperando
con tal de no acercarme
a la aridez inerte,
a la desesperanza
de no esperar ya nada;
de no poder, siquiera,
continuar esperando.

Oliverio Girondo

Ilustración: Gold Fish. Anna Berezovskaya