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jueves, 7 de marzo de 2019

Como entonces, como siempre


Voy a pedir ayuda a la hermandad lejana.
Carlos Edmundo de Ory



Venid los justos de acción y de omisión,
los limpios de alma,
quienes tienen sucias las manos de cavar cimientos,


que vengan, como entonces, como siempre,
el poeta de la tribu y la cocinera
de las fuerzas de los mártires,


los de la palabra exacta,
los del abrazo presto,
venid,


venid aprendices de lo mismo y admirados maestros,
desconocidos compañeros de parecidas luchas,


las profetas,
las insultadas,
las inocentes,


venid las otras mujeres del corazón del hombre que amo
-primeras a las que salvar si se hundiera este barco-,


los imposibles camaradas del insomnio
con quienes discutimos encendidos los leves matices de lo improbable,


venid

los que compartís el sueño y las penurias que arrastra el sueño


venid

como entonces, como siempre,
venid hermanas del abismo y de los brotes:



que está el cielo preñado de un presagio negro

y sea para vencerlo o para caer

mejor será que estemos cerca.



Laura Casielles
Ilustración: Katarina Vavrova

domingo, 29 de marzo de 2015

Gramática de la relatividad

Quizá ni el tomate es tan puro
ni el tabaco tan mortal como comentan.
Me caen bien los extraños, me siento segura
en los países muy desordenados.
Protegerse está bien, pero a veces confiar
es mejor revulsivo para una vida larga.
Ni es cierto que no importe lo de lejos, ni es cierto
que no haya sitio en el mundo
para la literatura.
Pero la publicidad nunca es poesía.
Confío en mi cuerpo
más que en buena parte de los médicos,
y algunas drogas nos ayudan a dormir.
El amor existe.
Abrazarse a muchos cuerpos no es sinónimo de calma,
no hacerlo tampoco ayuda demasiado.
He tenido jefes que eran mis amigos
y compañeros que no.
El sentido común falla a menudo.
Si te cuidas demasiado, entonces eres presa fácil.
Los juicios no marcan la línea que separa el bien y el mal,
no marcan casi nada.
La verdad no tiene un solo nombre.
Cinco manzanas al día
son demasiadas manzanas.


Y la palabra es
como un juego de niños:
cuando llega a tus manos hay que abrazarla fuerte
y escaparse corriendo del enemigo.
Y, luego, lanzarla a quien sepa
guardarla mejor.
A quien corra más.

Laura Casielles

Ilustración: Danielle Reck