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miércoles, 10 de abril de 2024

Pa otros


Pa otros l'aventura, los viaxes, l'anchordel océanu, Roma ardiendo y les pirámides,
les selves inomables, la lluz de los desiertos,
los templos y el rostru de la diosa. Pa ellos
rascacielos y ciudaes, palacios del suañu
contra'l tiempu, la sorrisa de Buda, les torres
de Babel, los acueductos, la industria incesante
del home y los sos afanes.

A min dexáime la solombra difusa del carbayu,
la lluz dalgunos díes de seronda, la música callada
de la nieve, el so cayer incesante na memoria,
dexáime les zreces na boca cuando nena, la voz
de los amigos, la voz del ríu y esta casa, dalgunos llibros,
pocos, la mio mano dibuxando, a modo, la curvatura
perfecta del to llombu.

.


PARA OTROS

Para otros la aventura, los viajes, la anchura
del océano, Roma ardiendo y las pirámides,
las selvas innombrables, la luz de los desiertos,
los templos y el rostro de la diosa. Para ellos
rascacielos y ciudades, palacios del sueño
contra el tiempo, la sonrisa de Buda, las torres
de Babel, los acueductos, la industria incesante
del hombre y sus afanes.

A mí dejadme la sombra difusa del castaño,
la luz algunos días del otoño, la música callada
de la nieve, su caer incesante en la memoria,
dejadme las cerezas en la boca cuando niña, la voz
de los amigos, la voz del río y esta casa, de algunos libros,
pocos, mi mano dibujando, lentamente, la curvatura
perfecta de tu espalda.


Berta Piñán.



Imagen: Marta Orlowska

domingo, 2 de octubre de 2022

Alcuentru

Que yo engordé pero que tu tampoco
aflaquesti.
Eso foi lo que dixo la mio hermana
namás venos.
También que nun-y prestaba cómo llevaba’l
pelo,
-Col bon pelo que tu tienes y como si-y garrares
manía.

Después de tou esti tiempo, polo que se ve,
yeren les coses que teníemos pendientes
pa dicinos.
.

Berta Piñán
Ilustración: katarina vavrova


...


Que yo engordé pero que tú tampoco
has adelgazado.
Eso fue lo que me dijo mi hermana
nada más vernos.
También que no le gustaba cómo llevaba
el pelo,
-con el buen pelo que tú tienes y es como si le hubieras cogido
manía.

Después de todo este tiempo, por lo que se ve,
eran las cosas que teníamos pendientes
para decirnos.

Berta Piñán. Encuentro


domingo, 15 de noviembre de 2020

Saquéu

 

Arrampleste con too:
los llunes, les selmanes,
los besos repetíos,
la ropa d'a diario,
les tardes de rises xunto al ríu.
Arrampleste con too:
inclusive aquello que nunca
fuéramos tener.





.................................




Te lo has llevado todo:
los lunes, las semanas,
los besos cotidianos,
la ropa de diario,
las tardes de risas junto al río.
Te lo has llevado todo:
incluso lo que nunca hubiésemos tenido.

Berta Piñán


Ilustración: Véronique Paquereau

lunes, 9 de noviembre de 2020

La Mancadura

Asonsaño maneres de mocina
pero nun lo soi.
Soi esa otra qu’estrenó
mil veces, insomne,
la mañana,
la que sintió mieu y fríu
ente unos brazos
–y ellí mesmo s’abrieren les ferides–.
Soi la que probó la navaya
de la soledá adentrándose, impúdica,
na carne,
la que presintió la barbarie,
la que claudicó,
la que sobrevivió,
la que durmió mientres enterraben
a los suyos.
Soi la que siempre supo quién xuxuriaba
na otra parte de la puerte,
la que contempló una libélula,
azul como’l meudía, azul,
posar nel cantu d’una fueya
–y la muerte también posó ellí
per un instante–.
Soi la que escuchó na nueche más llarga
medrar palabres d’amor, morrer
palabres d’amor
mentantu, fuera, la tormenta ximía
como un soldáu moribundu
na trinchera.
Asonsaño maneres de mocina
pero los mios versos tan gastaos,
usaos pa tapar fugues,
furacos d’otres vides
que nunca son la mía.
Quiero abultar una rapaza
pero les manes me delaten,
les manches, los dientes
me delaten.

Asonsaño maneres de rapaza
pero tengo mieu de los coches
que se crucien al mio pasu,
del xiplíu que sal
de los mios bronquios,
del iare de plombu que respiren
les mios fíes.
Sometíu a la tortura de los años
el mio cuerpo –enemigu– señálame.
Como perros famientos, los mio deos
escarben, furiosos, na grieta.

Y la mancadura sigue ehí.

 

La Mancadura. Berta Piñán, 2010

 

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Imito los modos de una joven
pero no lo soy.
Soy esa otra que estrenó
mil veces, insomne,
la mañana,
la que sintió miedo y frío
entre unos brazos
—y allí mismo se abrieron las heridas—.
Soy la que probó la navaja
de la soledad adentrándose, impúdica,
en la carne,
la que presintió la barbarie,
la que claudicó,
la que sobrevivió,
la que durmió mientras enterraban
a los suyos.
Soy la que siempre supo quién susurraba
al otro lado de la puerta,
la que contempló una libélula,
azul como el mediodía, azul,
detenerse en el borde de una hoja
—y la muerte también se detuvo allí
por un instante—.
Soy la que escuchó en la noche más larga
crecer palabras de amor, morir
palabras de amor
mientras, afuera, la tormenta gemía
como un soldado moribundo
en la trinchera.
Imito los modos
de una joven
pero mis versos están gastados,
usados para tapar fugas,
agujeros de otras vidas
que nunca son la mía.
Quiero parecer una joven
pero las manos me delatan,
las manchas, los dientes
me delatan.

Quiero imitar los modos de una joven
pero tengo miedo de los coches
que atraviesan las calles
a mi paso,
del silbido que sale
de mis bronquios,
el aire de plomo que respiran
mis hijas.
Sometido a la tortura de los años,
mi cuerpo —enemigo— me señala.
Como perros hambrientos, mis dedos
escarban, furiosos, en la grieta.

Y el daño sigue ahí.


Berta Piñán. La mancadura / El daño (2010)
 


Ilustración: Alejandra Acosta