Ojalá se pudieran partir todas las cosas
enteras (...) así cada uno podría salir de su obtusa e ignorante
integridad. Estaba entero y todas las cosas eran para mí naturales y
confusas, estúpidas como el aire; creía verlo todo y no veía más
que la cáscara. Si alguna vez te conviertes en la mitad de ti mismo,
muchacho, y te lo deseo, comprenderás cosas que escapan a la normal
inteligencia de los cerebros enteros. Habrás perdido la mitad de ti y
del mundo, pero la mitad que quede será más profunda y valiosa. Y
también tú querrás que todo esté demediado y desgarrado a tu imagen,
porque belleza y sabiduría y justicia existen solo en lo hecho a
pedazos.
Italo Calvino
Ilustración: Summer’s End by Judith Clay.
