Mostrando entradas con la etiqueta Aurika Piliponiene. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Aurika Piliponiene. Mostrar todas las entradas

jueves, 18 de febrero de 2016

En el comienzo

Compadres humanos, para quienes un año es mucho tiempo,
Un siglo una meta venerable,
Luchando por su pan,
Cansado, irritable, engañado, enfermo, perdido:
Escuchen, y que sea a la vez burla y consuelo.
Veinte billones de años antes de ahora,
Había una bola en llamas, solitaria, eterna,
Nuestro padre común y nuestro verdugo.
Entonces explotó, y todos los cambios comenzaron.
Aún hoy el fino eco de esta única catastrófica reversión
resuena en los más lejanos ámbitos.
De ese único espasmo nació todo:
El mismo abismo que nos envuelve y desafía,
El mismo tiempo que desova y nos derrota,
Todo lo que cualquiera haya pensado nunca,
Los ojos de cada mujer que hemos amado,
Soles de a miles
Y esta mano que escribe.

Primo Levi

Ilustración: Aurika Piliponiene

martes, 2 de junio de 2015

Oraciones de las muchachas a María

Haz que algo nos ocurra. Mira
cómo hacia la vida temblamos.
Y queremos alzarnos como
un resplandor y una canción.
Querías ser como las otras,
que en el frescor se visten, tímidas;
tu alma quería que sus cantos
cansados de muchacha, en seda
florecieran hasta las lindes
de la vida. Pero en lo hondo
de lo enfermo tuyo, una fuerza
osó echar pámpanos: brillaron
soles, y se hundieron semillas,
y lo volviste como el vino.
Y ahora estás tú, dulce y saciada
como tarde, en nosotras todas;
y sentimos cómo caemos
y nos dejas sin brillo a todas...
Mira, son tan estrechos nuestros
días, y temeroso el cuarto
de la noche; todas deseamos
desmañadas, la rosa roja.
Debes sernos suave, María,
florecemos desde lo sangre,
tú sola puedes sabe cómo
el anhelo hace tanto daño;
tú misma has percibido este
dolor de doncella en el alma;
tiene un tacto como de nieve
navideña pero está ardiendo...
De tantas cosas, nos quedó el sentido:
precisamente de lo suave y tierno
hemos sacado un poco de saber;
como de un secreto jardín,
como de un almohadón de seda,
que se nos ha metido bajo el sueño,
o de algo, que nos quiere
con ternura desconcertante...

Rainer Maria Rilke

Ilustración: Aurika Piliponiene

sábado, 17 de enero de 2015

Otro tiempo vendrá distinto a éste...

Otro tiempo vendrá distinto a éste.

Y alguien dirá:
«Hablaste mal. Debiste haber contado
otras historias:
violines estirándose indolentes
en una noche densa de perfumes,
bellas palabras calificativas
para expresar amor ilimitado,
amor al fin sobre las cosas
todas.» 


Pero hoy,
cuando es la luz del alba
como la espuma sucia
de un día anticipadamente inútil,
estoy aquí,
insomne, fatigado, velando
mis armas derrotadas,
y canto
todo lo que perdí: por lo que muero.

Ángel González

Ilustración: Aurika Piliponiene

miércoles, 4 de junio de 2014

Máscara

Abres la boca y miras dentro
con la firme voluntad
de entender algo. Debe
de estar allí escondido
el sordo repicar
de tanta angustia un reloj
una máquina de ritmo
impertinente
que te ata con esta
extraña fuerza
a la cordura.

Desde hace algún tiempo
visitas con frecuencia
la mentira y su oscura
catedral. Y sería
faltar a la verdad decir
que no te has familiarizado
poco a poco casi
sin saberlo
con esa falta de exigencia
hacia ti misma
con ese rumor constante
que brota fieramente
de la grieta
que ahora llevas en la cara.

Te has dejado ir como
quien baila con delicadeza
una música indescifrable
y de pronto
advierte
que se encuentra
en la otra punta de la sala.

Ahora
con el cuerpo aborrecido
con la piel
transida de inminencia
contemplas con pavor
y en ángulo perfecto
de setenta y cinco grados
esa última fisura
que queda por colmar.

La culpa es una forma de avaricia
un modo agotador de atesorar virtud.

Ya no sé qué es máscara
y qué es rostro.

Bárbara Butragueño


Ilustración: Aurika Piliponiene

domingo, 11 de mayo de 2014

Abril se Acaba

Abril se acaba, es algo obvio.
El sol está de rodillas
pero apenas calienta, aunque
si pienso en el mar
todo parece ser más concreto.

Espera: los árboles también
se han inclinado
y han escupido sus flores
sobre los ancianos que pasean.

Una mujer está fregando
el portal y el olor de la lejía
penetra en mí,
purificando mi alma.

Todo esto ocurre una mañana,
cuando un ángel ha muerto
y el viento ha arrastrado
los cabellos del pájaro gris
hasta el borde de mi ventana.

Juan Bello Sánchez


Ilustración: Aurika Piliponiene

lunes, 2 de diciembre de 2013