Compadres humanos, para quienes un año es mucho tiempo,
Un siglo una meta venerable,
Luchando por su pan,
Cansado, irritable, engañado, enfermo, perdido:
Escuchen, y que sea a la vez burla y consuelo.
Veinte billones de años antes de ahora,
Había una bola en llamas, solitaria, eterna,
Nuestro padre común y nuestro verdugo.
Entonces explotó, y todos los cambios comenzaron.
Aún hoy el fino eco de esta única catastrófica reversión
resuena en los más lejanos ámbitos.
De ese único espasmo nació todo:
El mismo abismo que nos envuelve y desafía,
El mismo tiempo que desova y nos derrota,
Todo lo que cualquiera haya pensado nunca,
Los ojos de cada mujer que hemos amado,
Soles de a miles
Y esta mano que escribe.
Ilustración: Aurika Piliponiene





