Uno: estamos en peligro, un peligro mortal. Dos: ya casi no podemos distinguir entre lo que nos acaricia y lo que nos aplasta; de forma que el trabajo en los márgenes del horror cobra una delicadeza de miniatura persa. Tres: no voy a renegar de mi trabajosa fidelidad a la frágil carne humana, con todos sus sudarios y todas sus resurrecciones, con todas sus humillaciones y todas sus epifanías. No voy a renegar.

Ilustración: Kim-Xu