Ay, usted que ha aprendido a calcular la edad de
las estrellas.
Usted, que ha tenido entre sus manos la materia oscura que sostiene los soles en su sitio.
Usted, que conoció el número áureo que canta la belleza.
Usted, que comprendió la ciencia del placer que
imparten los sabios del Camino.
Usted, que rastreó las huellas de las palabras para saber qué decían antes y qué dirán mañana.
Usted, que presintió la inmortalidad en las cúspides del amor, no ha visto jamás un fantasma ni habló jamás con un muerto.
Ay del que no sepa leer los mensajes.
Ay del que no oiga el murmullo.
Ay del que no advierta las señales.
Un amigo.
Alejandro Dolina
Ilustración: Sergey Rimoshevskij
