domingo, 5 de enero de 2025

Jaguar de agua



Yo canto porque no puedo eludir la muerte,
porque le tengo miedo, porque el dolor me mata.
La quiero ya como se quiere el amor mismo.
Su terror necesito, su hueso mondo y su misterio.
Lleno del fervor de la manzana y su corrosiva fragancia,
lujurioso como un hombre que sólo una idea tiene,
angustiadamente carnal con la misma muerte devorante,
yo me consumo aullando la traición de los dioses.


Soledad mía, oh muerte del amor, oh amor de la muerte,
que nunca hay vida, nunca, ¡nunca! sino sólo agonía.
En mis manos de fango gime una paloma resplandeciente
porque el amor y el sueño son las alas de la vida.


Me duele el aire… Me oprimen tus manos absolutas,
rojas de besos y relámpagos, de nubes y escorpiones.
Soledad de soledades, yo sé que si es triste todo olvido,
más triste es aún todo recuerdo, y más triste aún toda esperanza.


Porque el amor y la muerte son las alas de mi vida,
que es como un ángel expulsado perpetuamente.

.

Mía Gallegos




Imagen: José de Ribera


miércoles, 1 de enero de 2025

Quiero





Quiero hacer que te olvides de tu nombre
en mi cuarto en mis brazos
quiero amarte
quiero romper al fin
vencer tu piel
y meterme en tu sangre para siempre.
Quiero que hagamos uno
ser tú mismo
enseñarte una última caricia
envolverte cegarte
obedecerte.
Quiero hacerte gemir
quiero quebrarte
deshacerte de ti
anonadarte
que no sepas
no seas
que te entregues
que te olvides
que acabes
que te mueras.
.
Idea Vilariño


viernes, 22 de noviembre de 2024

Una llamada telefónica



Esta es la última vez que miro el reloj. No volveré a hacerlo. Son las siete y diez. Él dijo que me llamaría a las cinco. «Te llamaré a las cinco, cariño.» Creo que me llamó «cariño» al decirme eso. Casi estoy segura de que lo dijo entonces. Sé que me ha llamado «cariño» dos veces, y la ocasión anterior fue cuando me dijo adiós. «Adiós, cariño.» Estaba ocupado y no podía decirme gran cosa desde la oficina, pero me ha llamado «cariño» dos veces. No puede haberle importado que yo le llamara. Ya sé que no debería telefonearles una y otra vez... Sé que no les gusta. Cuando haces eso, saben que estás pensando en ellos, que los deseas, y eso hace que te aborrezcan. Pero no había hablado con él en los tres últimos días..., ni una palabra en tres días. Y lo único que he hecho ha sido preguntarle cómo estaba. Nada más, cualquiera podría preguntarle lo mismo. No puede haberle molestado esa llamada, no puede haberme considerado un incordio. «No, por supuesto que no», me dijo, y añadió que me telefonearía. No tenía necesidad de decir eso. No se lo pedí, de veras. Estoy segura de que no se lo pedí. No creo que dijera que me llamaría sin intención de hacerlo. Por favor, Dios mío, no le dejes hacer eso. No, por favor.

«Te llamaré a las cinco, cariño.» «Adiós, cariño.» Estaba atareado, tenía prisa, había gente a su alrededor, pero me llamó «cariño» dos veces. Eso es mío, solo mío, lo tengo, aunque nunca vuelva a verle. Sí, pero es tan poca cosa... No es suficiente. Si no vuelvo a verle, nada será suficiente. Por favor, Dios mío, permite que vuelva a verle, te lo ruego. Le quiero tanto, tanto... Sé bueno, Dios mío, procuraré ser mejor, lo seré, si me permites verle de nuevo, si haces que me telefonee. Oh, Señor, haz que me llame ahora.

No le restes importancia a mi plegaria, Dios mío. Estás sentado ahí arriba, tan blanco y tan viejo, con todos los ángeles a tu alrededor y las estrellas deslizándose a tu lado... y yo te importuno con una plegaria acerca de una llamada telefónica. No te rías, Dios mío. Mira, no sabes lo que se siente. Estás tan seguro en tu trono, con el azul del cielo girando alrededor, y nada puede alcanzarte, nadie puede estrujarte el corazón en sus manos. Esto es sufrimiento, Señor, es un sufrimiento terrible. ¿No me ayudarás? Te lo pido por tu propio Hijo, Señor, ayúdame. Dijiste que harías cualquier cosa que se te pidiera en su nombre. ¡Oh, Dios mío, en nombre de tu único Hijo bienamado, Jesucristo, nuestro Salvador, haz que ese hombre me telefonee ahora!

.

Dorothy Parker

Imagen: speromelius 


domingo, 3 de noviembre de 2024

Historia apenas entrevista





Con tristeza
el caminante
–alguien que no era yo, porque lo estaba
viendo desde mi casa- recogió su polvoriento
equipaje, se santiguó, y anduvo algo.
Luego dejó de andar, volvió la cara,
y miró largamente al horizonte.
Iba ya a proseguir quién sabe a dónde,
cuando vio a alguien que venía a lo lejos.
Su rostro reflejó cierta esperanza, después una terrible
alegría. Quiso gritar un nombre, pero
su corazón no pudo resistirlo,
y cayó muerto sobre el polvo,
a ambos lados el trigo indiferente.
Una mujer llegó, besó llorando
su boca, y dijo:
Ya no puedes oírme,
pero juro
que nunca había dejado de quererte.

.

Ángel González 


Imagen: Rogelio Egusquiza

lunes, 2 de septiembre de 2024

Amante



 

Es igual que reír dentro de una campana:
sin el aire, ni oírte, ni saber a qué hueles.
Con gesto vas gastando la noche de tu cuerpo
y yo te transparento: soy tú para la vida.

No se acaban tus ojos; son los otros los ciegos.
No te juntan a mí, nadie sabe que es tuya
esta mortal ausencia que se duerme en mi boca,
cuando clama la voz en desiertos de llanto.

Brotan tiernos laureles en las frentes ajenas,
y el amor se consuela prodigando su alma.
Todo es luz y desmayo donde nacen los hijos,
y la tierra es de flor y en la flor hay un cielo.

Solamente tú y yo (una mujer al fondo
de ese cristal sin brillo que es campana caliente),
vamos considerando que la vida…, la vida
puede ser el amor, cuando el amor embriaga;
es sin duda sufrir, cuando se está dichosa;
es, segura, la luz, porque tenemos ojos.

Pero ¿reír, cantar, estremecernos libres
de desear y ser mucho más que la vida…?
No. Ya lo sé. Todo es algo que supe
y por ello, por ti, permanezco en el Mundo.

.


Carmen Conde.
Imagen: Katarina Vavrova.

sábado, 31 de agosto de 2024

Canción de agosto





Amor mío
muchas cosas
pudieron haber pasado en agosto
pero no pasarán

muchas luciérnagas
pudieron haber brillado en los ojos
pero no brillarán

y el mes de agosto será enterrado
sin pompa ni circunstancia
sin flores ni cortejos

como tantos días
que nunca llegaron a ser árboles

como tantos árboles
que nunca llegaron a ser pájaros

como tantos pájaros
que nunca llegaron a volar.

.

Óscar Hahn


viernes, 2 de agosto de 2024

Dedicatoria






Si alguna vez la vida te maltrata,

acuérdate de mí,

que no puede cansarse de esperar

aquel que no se cansa de mirarte.




Luis García Montero.
Ilustración: Gabriel Pacheco 

viernes, 26 de julio de 2024

Diarios





Pero te recuerdo. Aquí te recuerdo. Abrazado a mi memoria. Mirándome detrás de mi mirada. No me atrevo a amarte. Temor de irritarte. Por eso no me suicido. Temor de tu cólera. Me dices que no existes, que eres mi antiguo fantasma amado que reencarnó en ti. A otra los problemas metafísicos. Quiero abrazarte salvajemente. Besarte hasta que te alejes de mi miedo como se aleja un pájaro del borde filoso de la noche. Pero ¿cómo decírtelo? Mi silencio es mi máscara. Mi dolor es el de un niño en la noche. Canto y tengo miedo. Te amo y te tengo miedo y nunca te lo diré con mi voz verdadera, esta voz lenta y grave y triste. Por eso te escribo en un idioma que no conoces. Nunca me leerás y nunca sabrás de mi amor.

Alejandra Pizarnik.


Imagen: Ron Hicks

lunes, 22 de julio de 2024

El crucero de leer



El aborrescente ha vuelto con ánimo renovado. Creo que esto ya lo dije alguna vez pero ahora percibo su energía inagotable al servicio del caos. No como la mía, agotada y puesta a disposición de la mera supervivencia. 

Ha regresado con más ganas, más brío, más tino. Siempre dispuesto para la pelea. En eso se parece a mi. Mi cansancio vital es directamente proporcional a mis ganas de pelear. Otro sinsentido más de mi existencia. 
No le soporto. Ufff. Saca lo peor de mi (a lo mejor es que ya no tengo otra cosa). Ha roto con su novia y dispone del día entero para luchar conmigo. Un 24/7 que diría el. Luego añadiría “Bro”. (¡Shhhh!)
Posee un mando a distancia para irritarme. Acaricia el botón y salto como un resorte. Hay un instante cuántico que coincide con una ligera elevación de los hombros suya mientras me mira a los ojos y que indica que ha comenzado el siguiente asalto. Me pone los pelos de punta. No le soporto y creo que este episodio ha venido para quedarse. 
diosito me perdone (como diría B. que me enseñó que puedes decir esto y detrás, la oración subordinada que siga puede contener la mayor barbaridad que se te ocurra). Pues como decía, diosito me perdone pero ojalá venga pronto una mujer que lo contenga y lo dulcifique. ¡Qué disparate! No quiero hablar más de él. 
Anoche peleamos porque estaba cansado de unos padres tan “guays”, tan “progres”, tan “alternativos” que no quieren llevarle de crucero. (Dos de la mañana) ¿Eh? ¡Venga! ¿De verdad? Podría parecer cómico dado que ha hecho unos viajes de película con nosotros pero no lo es. Hay que vivirlo. Todo es un continuo reproche. La discusión acaba con una acusación flagrante: “tú sólo irías a un crucero de esos de leer en una tumbona pero no a uno de cinco discotecas”. Creo que ha perdido la cabeza y que si no quiere ir a la esquina conmigo mucho menos a una discoteca y así lo manifiesto en mi defensa. Se levanta perplejo y vuelve a reprocharme el crucero de leer. Me lo tira como una mierda. Como la prueba irrefutable de que somos basura. Pienso, “señor llévame pronto que el cuerpo ya me está pidiendo tierra” 
Sus ganas de pelea me llevan a sitios al margen de la realidad. El realismo mágico no era Macondo; era mi hijo escupiéndome todo lo que se le pasa por la puta cabeza. Nunca estoy lo suficientemente preparada. 
Otras veces discutimos por lo guay que es el novio de la madre de un amigo suyo. “¡Qué guay es el novio de la madre de M.!  ¡Es súper guay!” Y me lo vomita a mi que estoy tirada en el sofá, después de 12 horas de jornada, con el pelo sucio, la cara ajada y el corazón en un puño. 
Un combate total que una semana después no tenía sentido porque el tipejo les había dejado tirados. Sin más, como diría el. Otra cosa poco clara que, según el entiende, no requiere más explicación.  Y y mientras tanto yo preguntándome qué podría hacer y cuándo para ser un poquito como ese hombre (si hasta me llevo de vacaciones a todos los colegas suyos que me caben en el coche).  
La máquina infernal. Otro de mis frentes abiertos. Tampoco quiero hablar de ella. ¿En qué momento flaquee? Si yo todo esto ya lo sabía. ¡Mierda de poderes adivinatorios!
Mi sobrina mayor, ese ángel laico, me contó las cosas que ella hacía por la Paz Mundial. En vez de soltar palomas, lo que hace, básicamente,  es no tocarle las pelotas a su madre porque esta niña santa valora mucho el buen clima familiar. Y a mi se me inundaron los ojos al oírla. En esta casa, el “buen clima familiar”, ni se le conoce, ni se le espera. Esto es Los Balcanes.
A. se levantaba pronto, recogía la casa, preparaba algo de comida y se ocupaba del gato antes de que su madre regresara del trabajo  ¡Una verdadera proeza! 
Yo, pensaba, que ya tengo el listón tan bajo, simplemente me conformaría con un buenas tardes, cómo te ha ido el día. 
Ahí estaba el aborrescente, mirando boquiabierto a su prima, como quien mira a una visita impertinente que tarda mucho en irse. Cuando despedimos a las niñas en la estación y le saqué el tema me miraba de igual manera y ya su cuerpo se tensaba listo para la pelea. Silencio brutal. Otra oportunidad perdida. 
Yo no soy un ángel laico, no. Más bien una bruja atea, descreída y joderollos. Y mala madre. Sobre todo eso. Que no pierde una oportunidad de recordármelo. El cabronazo llevaba una agenda donde anotaba los días que había llegado tarde al colegio a recogerle o se me había olvidado la merienda. ¡Puta madre progre! Y además hablo mal de él. No como todas las demás buenasmadres del mundo que solo cuentan las cosas buenas (¡Boom!)
Como si yo no me torturada bastante ha descubierto que así puede darme más tormento. 
En el saco de la culpa a mi me cabe de todo. Cada día lo tengo más claro. No necesito un psicólogo sino alguien que me de la razón y me diga: “señora, tiene usted razón, todo le cabe a usted en el saco de la culpa” Y me iría tan contenta con mi hatillo lleno y la tranquilidad de saber que no he perdido la cabeza. No del todo. No todavía 
Tengo las hormonas fuera de control (como él, por cierto; aquí hay un error de diseño), me ha vuelto a venir la regla después de 15 meses, todo me da miedo, descubro cada día un nuevo estrago de la edad, todo cuelga, duermo cada vez peor, siempre estoy cansada y la cola de caballo me queda horrible. Me duele el estómago día sí y día también. Uso lentillas (otra pesadilla: malo para ponerlas, peor para quitarlas). Solo me imagino en un crucero con el fin de arrojarme borracha por la borda. 
Te echo de menos. No te tengo ni en canciones. Me consumen las ganas de arañarte. 
.
C.

jueves, 4 de julio de 2024

Garabato



Con un trozo de carbón
con mi gris roto y mi lápiz rojo
dibujar tu nombre
el nombre de tu boca
el signo de tus piernas
en la pared de nadie



En la puerta prohibida
grabar el nombre de tu cuerpo
hasta que la hoja de mi navaja
sangre
y la piedra grite
y el muro respire como un pecho.

.

Octavio Paz.



lunes, 1 de julio de 2024

De noche en noche




De noche en noche más alto parecía
en la memoria ardiente el árbol de los sueños,
como si tú tuvieras de nuestra vida el fuego,
el poder de una hoguera.

Tantas y tantas veces
de este mundo irreal, prisionero y rehén,
con qué esperanza hoy veo el contorno vivísimo
del día, la realidad de un momento,
con qué avidez, con qué fervor distingo
la voz, la mano, el pecho.
.
Alfonso Costafreda.



domingo, 26 de mayo de 2024

Policromia del tiempo






Tiempo blanco
vacío sin ti
contigo en la memoria
memoria que te inventa
y te recrea

Tiempo azul
el sueño en que te sueño
la clara certeza
de hallar en ti
la tierra prometida

Tiempo verde
más allá de la esperanza
aguardo
la certeza de tu cuerpo

Tiempo rojo
presiento tu cuerpo
y se derrama
un río de lava
entre la sombra

Tiempo gris
nostalgia de tu voz
y tu mirada
ausente de tu ser
cae la tarde

Tiempo negro
lenta muerte
un viento de puñales
se desata
al no saberte cierto.
.
Amparo Dávila.

Imagen: Van Dyck

sábado, 25 de mayo de 2024

Una vida mejor





Y daría igual que fuéramos eternos.






El escaparate brilla como los fuegos fatuos.




Tras el cristal las minúsculas manos desmenuzan la herrumbre,




una maleta, un pañuelo, un zapato, el cinturón de falsa serpiente, plumas de avestruz para el sombrero que ya nadie llevará,

así brilla el tiempo tras el cristal, fruta escarchada de los días, brillo mineral colgado de un árbol cortado, pez anudado a la cuerda de tender.



Y dará lo mismo que seamos eternos.









Mirar los escaparates, corchea arriba, semifusa abajo,

acompasar el paso para tropezar,

para volver del mediodía, para llegar al anochecer.







Un escaparate y luego otro, y al fondo, el cajero y su ábaco de lágrimas: pasar o no pasar. O quedarnos aquí, moliendo la herrumbre con el molinillo de té.






Pero los guantes de gamuza se posan sobre el piano. Do re mi, sordamente, fa, sol, sol, felpa constante en la percusión. No, no hay pez martillo que valga. No hay animal de sombra ni luz en esta cuenta de adverbios: aquí, allí, ahora, entonces, cuándo.






Daría lo mismo que fuéramos eternos, entonces, ahora, hoy o jamás.











Es mucho más simple. No es cuestión de constelaciones, no es el brillo de la madera trasmutado en ballena, no es la piedra roseta, ni el esperanto de la lluvia, no el canto de sirena deletreado en los surcos de la pizarra. Es mucho más simple.






Una vida mejor.






Una vida con memoria de elefante y sed de camello y ojo de lince, brújula de cormorán, solidaridad de hormiga, precisión de abeja, una vida con fidelidad de cisne y sonrisa de chimpancé y delicadeza de libélula y piel de leopardo, conversación de bosque, majestad de cordillera y siempre el cuento de nunca acabar.






Primera lección nunca aprendida en las cuevas de sésamo: la vida está aquí, no allí, y todos creen que seremos eternos.






En el escaparate brilla la caja registradora, pequeña cola de alacrán, servilletero que nos abraza a la mesa,






una vida mejor,






aquí, allí, al otro lado del cristal.






Y nada importa que seamos eternos.



.



Guadalupe Grande 


miércoles, 15 de mayo de 2024

A toda máquina



El adolescente cumple hoy 17 años. ¡Guau! ¡Qué viaje! 

Está estudiando mantenimiento de trenes. (Estudiando es el gerundio de una acción nueva que ha irrumpido recientemente en nuestras vidas). Cada día trae sus descubrimientos 

Nada sabe de estaciones donde alguien se va y alguien llega. En las que amores lejanos se reencuentran, en las que amores cotidianos se despiden. 
Estaciones remotas donde dos pueden citarse, donde hay abrazos y también lágrimas. 
Nada sabe sobre esos supuestos trenes que solo pasan una vez en la vida, sobre esos trenes a los que subirse en marcha. Sobre esos otros que nos arrollan.  
Nada conoce de despedidas, reencuentros, primeras citas… decisiones. 
Nada sabe de las antiguas locomotoras de vapor que escupían románticas estelas de humo a su paso. 
No sabe nada y lo sabe todo. El solo quiere reír y que yo ría. Porque para el adolescente la risa de su madre sigue siendo su sustento. 
Ha salido de sí mismo y se ha encontrado un mundo enorme, lleno de descubrimientos y sorpresas. Por ejemplo hay que pagar a hacienda. ¡Fíjate! Me encanta ser la narradora de estas crónicas. Me encanta ver su cara de extrañeza cuando le cuento lo que el futuro le depara.  
Y también se ha aventurado en nuevos desafíos. Es capaz de recorrer millas para ir a por una tarta de queso para el día de la madre. Y volver sin nada (porque todo en la vida son complicaciones) y lejos de amilanarse, pensar que un ramo de flores puede ser una buena opción (buenísima). Su regalo se retrasó: una delicada pulsera con un pulpo. Estas gestas épicas me socavan el alma y me producen una ternura tal que me lo comería enterito sin masticar (con granos, bigotillo y los mil potingues que se pone en el pelo). Otra cosa que ha descubierto es que tiene un pelazo. Mil batallas hemos tenido para llegar a esa conclusión ambos. 
También ha descubierto la paz mundial que no es otra cosa que la paz conmigo. Ya no discutimos; sólo disentimos. Le miro y veo un trozo grande de casipersona. Uno que se va empapando de mi y de todas las vivencias nuevas que va enfrentando. Todavía desgarbado, expansivo y líquidamente feliz, pero cuasiserhumano. No quepo en mi de orgullo 
El adolescente tiene mucho sentido del humor; un humor inteligente y mordaz. Y un millón de buenos amigos. Y ganas, ganas, muchas ganas. Y lo ocupa todo de una manera brutal con su presencia, su voz, su risa… tiene el superpoder de expandirse y marcar los ritmos; como la primavera. 
Es un gran negociador: regatea magistralmente la cobertura de necesidades básicas. El lo llama servicios mínimos. Calcetín es servicio mínimo; calcetín de marca, él asume el plus. Y ahí entran sus habilidades. Me hace todo el lío. Y yo le dejo, le discuto, juego con él, siento que hace mi vida mejor. El adolescente es capaz de lo mejor y de lo peor. Puede con todo. Como en aquella ocasión, recientemente, que estaba asustada y llorosa por mi cambio de trabajo y me dijo: “mamá, esa peña va a flipar contigo. No te preocupes. Tú todavía estás cargando texturas”. El no lo sabe pero llevo esa frase grabada dentro. 
Porque es lo más noble, puro y transparente que yo conozco. Y tierno como un pan de leche. 
El adolescente cuando está malito todavía acude a mi cama. Y quiere que le toque y le arrulle, a su manera, sin sentimentalismos. 
Como no quepo en mi de emoción le he regalado la megamáquinainfernal, la madre de todos los terrores, la que acaba en cinco. Atrás quedaron los tiempos de la marginación tecnológica, ¡adelante el progreso! Voy a echar carbón a la locomotora que extraño las peleas. El no lo sabe aún. Pero sí sabe que pese a no ser una madre chachi, de todo el catálogo de madres disponibles de la Comunidad de Madrid, no le ha ido tan mal. Cuando lo dice se me aflojan las piernas. 
Tampoco sabe que le bajaría la luna si me lo pidiera. Tampoco sabe que nació el 15 de mayo para hacerme emperatriz de Lavapiés. 
El adolescente es un pajarillo volantón. Ejercita sus alas y pronto volará del nido. ¡Vuela alto, hijo, vuela sin miedo! ¡Llegarás tan alto como tú quieras! 
.
C.

lunes, 6 de mayo de 2024

Súplica de amor





Por mi voz endurecida como una vieja herida;
Por la luz que revela y destruye mi rostro;
Por el oleaje de una soledad más antigua que Dios;
Por mi atrás y adelante;
Por un ramo de abuelos que reunidos me pesan;
Por el difunto que duerme en mi costado izquierdo
Y por el perro que lame los pómulos;
Por el aullido de mi madre
Cuando mojé sus muslos como un vómito oscuro;
Por mis ojos culpables de todo lo que existe;
Por la gozosa tortura de mi saliva
Cuando palpo la tierra digerida en mi sangre;
Por saber que me pudro.
Ámame.
.
Héctor Rojas Herazo
Imagen: Carine Bouvard

miércoles, 24 de abril de 2024

Experiencia



Ya poco queda de ti.
Cartas que ya nunca
volveré a leer;
algún lunar de alguna
actriz revelación,
promesa de Hollywood;
acaso una reafirmación
de lo que ya sabíamos:
la vida es larga
pero sucede tan deprisa.
Eso y la última canción
que me pasaste:
era sólo instrumental.

.

Narciso Raffo


Imagen: Juan Wijngaard

martes, 23 de abril de 2024

Procedencia: acrílicos



 




 todo lo que alcanza el cuerpo a hacer en vida 

BRODSKY


Formo parte de aquel selecto grupo de chicas 
a las que Las Chinas han acariciado el pelo 
¿es natural? ¿es natural? ¿es natural? 
y los chicos comido concienzudamente 
muslos y omoplatos en garajes y autocines. 

Me casaré contigo. Verás. Me casaré contigo. 

Desde sus cubitos-corazón, los inocentes 
numerosos mirones supuestamente imparciales 
(hoy, por sinestesia, físicos, aves y piedras, 
un médico, un músico, un gestor de manías) 
se empeñaron en proclamar el supuesto prodigio 
de mis atributos visibles (los de todas las chicas) 
(que, a los quince años, somos todas la misma: 
un dibujo de Brenda, vulva-mirto-en-el-agua, 
¡mirad los pellizcos!: violetas contra el mundo)


Hoy está claro: 
el amor lo ve todo muy bello 

muchas gracias a lo cual 
formo parte de aquel selecto grupo de chicas 
que, en la adolescencia, 
no hicieron régimen.

¿Nos vamos a París? ¿Nos vamos a París? 
Me casaré contigo. Verás. Me casaré contigo. 

Los chicos (hoy la mayoría filósofos de la ciencia, 
escultores de fresas, pintores de heridas, diplomáticos) 
se atrevían, 
se atrevían a sangrar por las rodillas 
(su menstruo divertido), 
se atrevían, 

y nosotras −lógicamente vírgenes y drogadas− 
creíamos muy importante 
cerrar mucho los ojos al besarnos. 


Hoy está claro: 
fueron tiempos felices 

muchas gracias a lo cual 
formo parte de aquel selecto grupo de chicas 
a las que acechaban por los mares los hombres excesivos 
−nos moríamos de miedo, corríamos, sudábamos; 
pero nos sentíamos bonitas: eso bastaba: eso entonces 
bastaba−

y los chicos nos juraban apasionadamente 
atrocidades y absurdos en cementerios y playas, 

y los chicos exponían con notable entusiasmo 
sus motivos: es baratísimo, verás, te lo prometo

y los chicos adoraban increíblemente subversivos 
cada una de nuestras explosivas fotosíntesis.


Hoy está claro: 
fuimos precoces en la exuberancia 

muchas gracias a lo cual, más tarde, ésta 
no pudo confundirme 

y he sabido 
que, si el criterio es la valentía, 
todo es decadencia desde los trece. 

Ya que formo parte de aquel selecto grupo de chicas 
a las que Las Chinas Del Verano Inglés acariciaban el pelo 
¿cómo lo haces? ¿cómo lo haces? ¿cómo lo haces? 
y los chicos comían eruditamente 
en literas y jardines vértebras y labios. 

Me casaré contigo. Verás. Cuando cumplamos veinte. 


Hoy todo está claro: 
el amor lo ve todo muy bello, 
fueron tiempos felices, 

soy una coleccionista y, 
celosa y sucia, 
palpo

las páginas de mi acumulación.
.
Berta García Fear



Imagen: PeggyWolf Design

domingo, 14 de abril de 2024

Poema LVII

No te nombro; pero estás en mí 
como la música en la garganta del ruiseñor aunque no esté cantando.
.
Dulce María Loynaz


Imagen: Adolfo Serra 

sábado, 13 de abril de 2024

En la frente besar -penas borrar

En la frente besar -penas borrar.
Beso la frente.
En los ojos besar, -el insomnio quitar.
Beso los ojos.
En los labios besar -dar de beber.
Beso los labios.
En la frente besar -la memoria borrar.
Beso la frente.

.

Marina Tsvetaeva

Imagen: William Page

Sobre los hemisferios

Tú sueñas conmigo en el hemisferio sur y mi cama proyecta dos sombras

Yo sueño contigo en el hemisferio norte
y cruje el piso de tu dormitorio

Nuestros cuerpos caminan tomados de la mano
sobre los hemisferios

.

Oscar Hahn



Imagen: Masao Yamamoto